Alfonso Fernández Mañueco es el típico político que viene a la mente cuando pensamos en las negociaciones ocultas, el provecho personal por encima del bien común y las tramas que nos tienen hasta la coronilla. Para mayor inri, es la versión del PP que afianza los prejuicios que se tienen contra los Populares… y con justa razón.
Existe un centro derecha decente, que genuinamente tiene una visión de la política para el bien. El muñeco de Mañueco no es de ese centro derecha. Todo lo contrario, es el político rencoroso y vengativo que por sí y ante sí.
Nada más veamos lo que hizo con Concha Rodríguez. Jefa de Prensa del PP por 30 años, funcionaria leal al partido y sus causas; y que fue despachada de su puesto sin ninguna otra razón que el rencor político. Ese es el muñeco de Mañueco, alguien sin respeto por la lealtad de sus propios copartidarios, con tal de avanzar sus ambiciones.
Ahora la pregunta es si irremediablemente debemos tragarnos a este muñeco y sus posibles aliados, los ultras, o si hay alguna otra opción. ¿Será acaso que el PP necesita un revulsivo para que regrese la gente buena y se vayan estos aspirantes a sátrapas?
Lo cierto del caso es que Mañueco no merece ganar y Castilla y León no le merecen como su gobernante.
Como bien lo dijo Concha Rodríguez: si a ella, que es de los suyos, la pateó como a un perro rabioso, ¿cómo podemos pensar que nos tratará a los demás?
Pensemos en Concha y en tantas otras personas como ellas. Quedémonos en casa, disfrutemos de la familia y no le permitamos a este muñeco que siga destruyendo la buena política, que todas y todos nos merecemos algo mejor.
