Siguiendo a rajatabla el manual del populista, como hiciera en su momento Donald Trump o Hugo Chávez, Pilar Cisneros y Rodrigo Chaves «alertaron» a sus seguidores de un posible fraude electoral por «chorreo de votos» gracias a un poderoso «enemigo».
No deja de extrañar que hace tan solo un par de semanas, en las votaciones donde quedó de segundo lugar y le permitió llegar a la segunda ronda, no hubo ese tipo de exabruptos. Es el mismo Tribunal Supremo de Elecciones, son las mismas reglas, en el mismo proceso. Es una grosera contradicción, como a las muchas que el «duo dinámico» del chavismo nos tiene acostumbrados.
Como lo han dicho expertos en la materia, un fraude generalizado en Costa Rica es simplemente imposible. ¿Por qué? Porque en nuestro país el sistema está lleno de controles cruzados para impedir que suceda. Por ejemplo:
- Los partidos envían miembros de mesa.
- Los partidos envían, además, fiscales de mesa.
- El TSE envía auxiliares electorales a todas las mesas del país.
- Los partidos envían fiscales generales a los centro de votación.
- El TSE envía Delegados del TSE a todos los cantones para recibir denuncias de cualquier anomalía, por pequeña que sea.
- Al abrir el material electoral se constata que venga todo y que no hayan papeletas previamente marcadas.
- Se constata que el padrón-registro venga entero y sin firmar.
- Todas las papeletas deben ir firmadas por los miembros de mesa y al menos el del auxiliar del TSE.
- Todos deben firmar el padrón antes de votar.
- Al cierre, se cuenta que haya tantas firmas en el padrón como papeletas en las urnas.
- El conteo se hace en presencia de los auxiliares del TSE y los fiscales de los partidos.
- Todo lo que sucede en la mesa consta en actas que son públicas.
- Cualquier fiscal general de un partido puede pedir hasta 3 cortes de votación en cada mesa para corroborar cuánta gente ha votado.
- El TSE realiza nuevamete un escrutinio definitivo y en los casos de incosistencias puntuales en una mesa resuelve.
- Todo el proceso es vigilado por observadores nacionales e internacionales que son garantes de la pureza.
Estas son algunas medidas de protección. El chorreo implica meter un montón de papeletas marcadas en una urna sin que la gente en realidad haya ido a votar. Para que eso tenga incidencia en el resultado habría que hacerlo en muchísimas mesas. Con los controles antes mencionados, se ve claramente que eso es imposible.
Pero Pilar y Chaves dijeron que sí, en un ataque artero a la democracia costarricense. Conociendo de la magnitud del error, Pilar ofreció una tímida disculpa, solo para volver sobre sus pasos y retirar la disculpa e insistir en la idea del fraude. Todo esto acuerpado por Rodrigo Chaves.
El duo dinámico del chavismo, que nos ha insistido en su alocada idea de gobernar por referéndum, no tienen ningún problema en entrar en una contradicción lógica al atacar las reglas y el sistema que posibilitan los referéndums.
Así es el discurso del populismo, decir lo que sea, aunque se contradiga una cosa con la otra, aunque se parta de la ignorancia. Lo que interesa es el escándalo, meter miedo, engañar a la gente. Nuestra democracia es muy sólida y Pilar o Chaves no nos la van a quitar.